martes, 4 de octubre de 2011

Modelo 1: Atmósferas. Texto

       Ahora...empieza a desvanecerse todo.
Ya no veo lo que hay, sino que hay lo veo, lo que quiero  ver.
De nuevo el primer paso... Relajo los brazos, abrazo el movimiento... Y respiro, respiro con todo mi cuerpo... Sé que esta vez voy a conseguirlo...

       El reflejo de sus movimientos en el cristal podría confundir a cualquier observador curioso sobre cuál era la verdadera figura que comenzaba sus pasos diarios y elegantes (especialmente elegantes aquel día).
       Pero no a Él. Como todas las tardes, esperaba sentado tras su escritorio, con pluma en mano, a que la muchacha comenzara su danza. Y escribir lo que entre luces y reflejos veía.
       "Como una flor, eleva su mirada al cielo de la tarde, intentando atrapar hasta el último rayo de sol y así brillar con luz propia al caer la noche."
       Detuvo su pluma por un momento y decidió echar las cortinas: no necesitaba más luz de la que le llegaba desde la amplia sala de baile: quería concentrarse en aquellos cabellos negros que con sus movimientos cortaban el frágil blancor de la sala.
       "Pero hoy hay algo diferente en Ella: su dulzura se mezcla con deseo; acaricia el aire, pero parece querer impulsarse con él..."

       Azul.
       Muy oscuro para confundirse con el agua que caía del grifo, pero un tono perfecto con el que pudo combinar el morado que antes había limpiado del otro pincel.
       Intentaba calmarse. El silencio era el único que podía oírle, razón suficiente para gritar por dentro su sentimiento ofendido.
       Amarillo... y después Naranja crearon un espiral que acabó tragándose la piedra negra del lavabo. Había conseguido palidecer con ellos la imagen que sostenía el caballete, el cual parecía tener el control tanto de su habitación como de su vocación de artista; pero en realidad éste sólo era el soporte del porqué de esa vocación.
       Ella.
       La mirada oscura de la chica dibujaba alegría, más aún si cabe, en aquel rostro claro y decidido... y en torno a él, la textura dura de la brocha acentuarían la pared de la sala para crear un contraste con esos rasgos delicados. Elección acertada para su obra, pensó el Pintor, pero la ligera sonrisa  de triunfo se apagó al recordar la discusión que media hora antes había tenido con el Escritor.

       <<- No sé por qué te empeñas... más bien podrías disfrutar de su danza sin perder el tiempo tratando de escribirla...
       - Ya disfruto de ella: las palabras me permiten leer la estela que deja en cada uno de sus movimientos.
       - Palabras...¡son solo eso!¡Convencionalismos! ¡El lenguaje humano no es capaz de expresar realmente el sentimiento de lo que vemos!
       - ¿Y sí lo son sus formas y colores?>>

       El Pintor apretó su áspera pero sensible mano alrededor de uno de los pinceles lavados y reprimió aquel recuerdo. Y entonces lo vio: el color que le faltaba.

       Palabras...
"Moldea con sus brazos las luces que entran, cada vez de un color más rojizo, por los amplios ventanales que dan a la agitada ciudad. Todo el mobiliario, los libros de estudio...desaparecen inservibles ante este grado de libertad que brota de su figura."
       El Escritor se rascó la cabeza y no pareció importarle la escasez de pelo que encontró, aún a su temprana edad, y sintió su corazón latir fuerte: de su otra mano las palabras casi caían al papel debido a la velocidad con la que querían ser escritas. La muchacha iba a conseguir lograr algo que llevaba buscando desde los tres años que hacía que la conocía y convivía con ella, y él sería testigo de cómo lo alcanzaría.

       Mis músculos se cansan, pero yo no. No tengo prisa... y aguantaré hasta el final. Es la primera vez que la habitación se me queda pequeña, por muy espaciosa que la sintiese los años anteriores... necesito sitio para crecer y saborear el cielo, llegar hasta él... Voy a lograrlo.
Me hubiera gustado que ellos me estuviesen viendo, después de todos los años que me han aguantado... pero de algún modo, sé que están aquí...y pueden sentir lo que yo.

       Con el pincel en la mano cruzó el vestíbulo-comedor central, donde se encontraba la mesa donde antes había discutido con el escritor, pero pasó de largo sin percatarse ni de ese objeto ni de los otros pocos para cocinar, descansar, y convivir... todos ellos inundados por la tenue luz de la puesta de sol. Entró en su cuarto y, esquivando hábilmente los botes de pintura y lienzos( que ya casi escondían su cama), se dispuso frente al caballete...y sonrió.

       "Es magia... todo a su alrededor desaparece y queda Ella, en el medio de Nada, o de Todo... La Luna ya se enfrenta envidiosa al brillo de la Bailarina y en el suelo el amarillo lunar acuna la sombra difusa de la chica."

       Me siento fuerte, poderosa. Por fin he escapado de la Realidad... no existen las paredes. Ahora puedo permitirlo, ha llegado el momento...

       "Su belleza parece sobrehumana...Fantástica...Sus ojos se iluminan por una Luna que cada vez está más cerca de ella, o es ella la que está más cerca de la Luna..."

       Me pesa la espalda, pero gracias a ellas mi cuerpo es ligero, y me elevo...

       "De su espalda brotan como pétalos dos hermosas alas blancas que enamoran a la mismísima Luna..."
      
       Empujo el aire, mi compañero de viaje, y vuelo con fuerza saboreando la Noche, oscura, profunda...

       Un brochazo blanco como la nieve cruzó la noche azul y morada del lienzo, y con pasión daba fin a la obra del Pintor.
       La rugosa textura definía su grandiosidad; las palabras del Escritor describían su poderoso vuelo.
       Y Ella, gracias a ambos, dio vida al Dragón Blanco que cruzaba la noche para besar a la  más dichosa de las lunas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario